CONVENTO DE SAN FRANCISCO

INTRODUCCIÓN



El convento de San Francisco de Oviedo, derribado en 1902, se emplazaba en donde hoy está el Palacio de la Junta General del Principado y ocupaban sus dependencias y huertas un extenso solar entre el Parque de San Francisco y la calle del Rosal, y desde Uría hasta Santa Susana.
Cuenta la tradición que fue fundado en el S. XIII por Fray Pedro Compadre, así apellidado por ser compañero de San Francisco de Asís, quien peregrinaría a Santiago en 1214 habría pasado por nuestra ciudad.

La orden de frailes menores se establece en Oviedo en una pequeña ermita llamada de Santa María, en el lugar del Campo. Más tarde, en el siglo XV, se construye una iglesia de notables proporciones, con planta de cruz latina y en orden gótico, que tendría numerosas ampliaciones y alteraciones como la apertura de la Capilla de los Argüelles al siglo siguiente, la reedificación de la nave y el añadido de otras capillas bajo el patrocinio de casas nobles como la de Valdés, Miranda o Quirós y de cofradías como la de la Misericordia y la Orden Tercera. Estas últimas acaban por escindirse del templo construyendo una nueva capilla también de planta cruciforme frente a la iglesia por los pies, pero unida al convento. 
Paralelamente, en la zona conventual, se había construido un primer claustro pegado a la iglesia por el Sur en el siglo XVI  y otro en los siglos siguientes. Sabemos que uno de los claustros estaba decorado con pinturas de la vida de S. Francisco realizadas por Francisco Bustamante (1680-1737). 
La decadencia del gran complejo monacal comenzaría con la invasión de las tropas francesas que causan destrozos en el patrimonio artístico de la iglesia y el convento.
 En 1837, con la desamortización de Mendizabal, el edificio y sus terrenos pasan a la Diputación, que los utilizará para jardín botánico de la Universidad, el segundo claustro para Hospital Provincial  y la capilla de la Orden Tercera para Museo Arqueológico.


El Convento en 1868 ya desamortizado. Archivo del Ayto. de Oviedo
En 1879, al ser declarada ruinosa la románica iglesia de San Juan, en  la calle Schultz, la parroquial se traslada al templo  de San Francisco donde permanecerá hasta 1898. En este año se comienzan a derribar los edificios adyacentes debilitando la estructura de la iglesia y dejándola también en peligro de ruina. En espera de ser restaurada, diferentes intereses terminan por condenarla al derribo. La Comisión de Monumentos que lucha por su conservación, se encargará de recoger las piezas de mayor valor artístico para trasladarlas al Museo Arqueológico.



LA CAPILLA MAYOR


A partir de fotografías y de la base hexagonal
de este capitel,podemos ubicarlo sobre las ménsulas
 de cabezas humanas en la Capilla Mayor 
de la
 iglesia conventual.
La cabecera de la iglesia estaba compuesta por tres ábsides pertenecientes a la fábrica gótica del S. XV. El ábside central, la Capilla Mayor, era poligonal de siete lados, abriéndose en los tres paños centrales, altos ventanales divididos por un mainel y con un tetrafolio en el tímpano. Cada arquillo de estos ventanales –a juzgar por fotografías-, tenía en el exterior un adorno romboidal de lacería minuciosamente labrado. 
En el interior y por debajo de la abertura de los ventanales, el muro era ovalado y tenía seis ménsulas en forma de cabezas humanas y sobre ellas, follaje con parras y hojas treboladas. De estas  partían los pilares sostenedores de la bóveda. Cinco de aquellas ménsulas, forman parte de la exposición permanente del Museo Arqueológico y la restante se encuentra en depósito. Sin embargo, de los capiteles con motivos vegetales que creemos, se situaban sobre ellas, solo quedan tres y sólo uno se halla expuesto en el museo.


 

El pavimento de la capilla estaba repleto de tumbas, pues la familia de los Quirós tenía el derecho de patronazgo y su escudo se repetía en los dos pilares del arco de triunfo y aún hoy se conservan en el claustro bajo de San Vicente. 
También ha llegado a nuestros días el sepulcro de Gonzalo Bernaldo de Quirós que se hallaba en esta capilla, del lado de la epístola y bajo un arco rebajado que daba vista a la capilla de Ntra. Sra. de los Dolores (ábside de dicho lado). Dado que el presbiterio se elevaba sobre ocho peldaños, el sepulcro de Gonzalo Bernaldo tenía la tapa  a la altura del suelo y de cara a la capilla de los Dolores, el frente con los tres escudos y leones que hoy vemos en el Museo Arqueológico. 
De igual modo en el lado del evangelio, había otro arco rebajado con la sepultura de Francisco Bernaldo (1610). 
De un lado a otro del presbiterio y como ya se ha dicho, se reparten multitud de sepulturas de las que se conserva también la de Juan Bernaldo de Quirós fallecido en 1476 (foto de la derecha) y cuya parte faltante podemos reconstruir gracias a los dibujos que Ciriaco Miguel Vigil realiza en 1851. Dicha sepultura estaba situada en lado del Evangelio del Altar Mayor y cubría su parte inferior un escalón.


Los ventanales fueron cegados casi por completo con la colocación del retablo mayor en 1702, obra de Tomás de Solís siguiendo la traza del arquitecto Margotedo  y que patrocinado por los Marqueses de Campo Sagrado: José Manuel Bernaldo Quirós y su esposa. Este retablo se encuentra actualmente en la iglesia de Congostinas (Lena), dividido en tres para adaptarse a la iglesia. El retablo estaba ocupado por las imagenes de San Francisco, San Antonio, San Buenaventura y San Pedro Alcántara, todas desaparecidas. La hornacina principal estaba destinada a un Crucificado, el mismo que hoy preside la iglesia de San Pablo. 


"Doble inscripción pintada con letras doradas en la parte baja del Retablo del Altar Mayor"
Foto: Adolfo Armán (Archivo del Ayto. de Oviedo)

LA CAPILLA DE NTRA. SRA. DE LOS DOLORES

En azul los restos conservados.

Dentro de la fábrica gótica del edificio se encuentra la capilla de Ntra. Sra. de los Dolores y su pareja, la de San José, adheridas a la capilla mayor por ambos lados. De la de Los Dolores se conserva: por un lado una de las pocas fotografías conocidas del interior y por otro, restos arqueológicos. En esta capilla, que mediaba en altura a la Mayor, estaba sepultado Gonzalo Bernaldo de Quirós, bastardo de Juan Bernaldo de Quirós, característica que manifiestan los escudos atravesados con la barra de bastardía de su tumba. 

De este sepulcro solo se conserva una parte pues otras piezas secundarias han sido sustituidas por reproducciones de escayola. Tanto en las letras del epitafio como alrededor de los escudos se aprecian vestigios de pigmento rojo. 
Otra pieza conservada por el Arqueológico es la clave de bóveda que pudo pertenecer a este ábside o a su gemelo del lado del Evangelio y que representa al Cordero Místico con la cabeza girada y sosteniendo el estandarte de la resurrección.



LA CAPILLA DE LOS ARGÜELLES


Foto de Luis Muñiz-Miranda, 1895.

En el S. XV se abre en el brazo del Evangelio del transepto la capilla de la Concepción, conocida como “de los Argüelles” por ser esta noble familia quien la manda construir. Es de planta cuadrada y con una altura levemente menor a la del crucero. 

Estaba este espacio cubierto de una bóveda estrellada, cuyos nervios arrancaban en cuatro ménsulas situadas en cada esquina que eran ángeles de estilo flamenco con volantes y rizados cabellos, probablemente con atuendo litúrgico, pues recuerdan sus acartonadas vestiduras a una capa pluvial, un alba ceñida por la cintura y amito. Dos de estas figuras portaban el escudo de Argüelles, las otras dos probablemente llevaban otro atributo y se encuentran actualmente en dependencias del Museo Arqueológico de Asturias, pero no expuestas, al igual que las claves de la misma bóveda.
La clave mayor presenta otro ángel con el mismo escudo y de la que brotan ocho nervios.
 Las claves menores, en cada una de las cuales confluyen tres nervios, pueden clasificarse en dos parejas, dado que por su similitud, estarían enfrentadas unas con otras. Una de estas parejas representa de forma sencilla el blasón de la familia, las otras dos claves tienen esculpido un tallo vegetal que rodea el mismo escudo en una y un rostro humano en la otra.




La ménsulas angélicas, que esperan a ser restauradas, han sido analizadas recientemente por personal del Museo, descubriendo que bajo las capas de encalado y cera se conservan vestigios de policromía, en concreto de pigmento rojo en el manto. El estilo de estas esculturas es muy similar al del retablo de Las Lamentaciones de  la sala capitular de la Catedral.  Las piezas están muy deterioradas, con algunos golpes recientes y  ennegrecidas por la calefacción de carbón con que contaba el museo. 



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En el muro que seguía la línea de las gradas del altar, se abría un ventanal ojival  de historiada tracería sobre tres columnillas que fue tapiado con la colocación de un retablo cuya imagen principal, la Inmaculada Concepción, fue realizada por Antonio Borja. En el muro perpendicular al que hablamos, se abría además de una pequeña puerta, otro ventanal similar al anterior. Este tenía en sus capiteles las escenas de la Epifanía y el milagro del campo de trigo (de textos apócrifos). Ambos ventanales contaban en su exterior con un arco guardapolvo rematado en cada extremo por un ángel tenante. Otras piezas que podemos situar en esta capilla son los capiteles con motivos vegetales, caracoles, reptiles y otros animales que forman parte de la exposición permanente del Arqueológico. Al igual que los ángeles tenantes, estos capiteles entegros tienen un alto nivel de detalle y conservan también restos de policromía roja.



 Inmacula de Caces (Oviedo)
La talla de la Inmaculada de Borja se conserva en la iglesia de San Juan Bautista de Caces y tiene una gemela en la capilla de la Magdalena, antes en San Isidoro, del mismo autor. Sin embargo, la realizada para este convento es mucho más delicada en su policromía, pues recoge el manto diferentes invocaciones simbólicas de María como: Torre de David, Casa de Oro o Refulgente como el sol.
Otros dos detalles que hacen particular a esta talla, es la luna recubierta por una lámina de plata que tiene a sus pies y la bestia de siete cabezas que se retuerce en la base, en la Inmaculada de San Isidoro tiene en su lugar la habitual serpiente.

Con el traslado de la parroquia de San Juan a San Francisco, se colocan en esta capilla, en el muro más próximo a los pies de la iglesia,  algunas de sus tallas, como la de San Juan Bautista de Francisco Meana o la de Jesús Cautivo de Antonio Borja. Y otras que debían pertenecer ya al convento como la talla Jesús con la cruz a cuestas, Cristo atado a la columna y otra de la Dolorosa. 







La actual imagen de Jesús Cautivo es una copia de otra que se perdió, de Antonio Borja
y que iba sentada. 
En esta fotografía de los años 50, vemos aún la original cuando era sacada
en procesión por la Celeste, Real y Militar orden de la Merced, cuyo escudo ocupa el fondo.



La imagen de Jesús Nazareno, hoy en San Juan, guarda cierta similitud con la obra de Antonio Borja, aunque según el prof. Germán Ramallo, la talla de este nazareno es más basta que las de Borja, si bien comparte los ojos almendrados muy abiertos. Tiene ataques de xilófagos en los pies (muy dañados) y en el cuerpo.
San Francisco de Asis.

A la entrada de la capilla de la Concepción, a mano izquierda, se situaba un altar con las imágenes de San Pedro Regalado, San Francisco de Asís de Antonio Borja y San Benito de Palermo. Las dos últimas conservadas en la actual iglesia de San Juan el Real. Estas imágenes eran de vestir y lo que hoy parece talla, son telas encoladas añadidas en una intervención de Felix Granda Buylla a principios del S. XX.

Al lado derecho de la entrada esta capilla, estaba el altar de la Santa franciscana: Rosa de Viterbo, que algunos autores parecen confundir con Sta. Rosa de Lima O. P., de similar iconografía. Su retablo lo mandó hacer Jacinta Vigil, Marquesa de Santa Cruz de Marcenado en 1715, como indicaba un renglón en letra dorada en la parte inferior del mismo.

San Antonio de Padua y San Benito de Palermo.

CRUCERO
Era de época gótica y ocupaban su planta varios enterramientos, como los de los Valdés junto a los escalones de la capilla mayor. En el flanco del brazo de la epístola se encontraban: la puerta de la sacristía, la hornacina con los restos de Fray Pedro Compadre y otra sepultura bajo un arco rebajado cuyo blasón nos describe Fermín Canella en su Libro de Oviedo. Había también un rosetón, tapiado por la construcción del claustro.
En el pilar del lado de la epístola pegado a la nave barroca, se situaba el púlpito y un arco apuntado, que aún siendo de fabrica gótica, estaba integrado en la del S. XVII.


LA NAVE


Torre a los pies de la iglesia.
Abovedada de cañón a la misma altura del crucero, había sido edificada probablemente en el S. XVII. 
Tenía a sus pies, en el lado del Evangelio,  la entrada principal con un pequeño atrio y otra que daba al claustro por el lado contrario.
 En esta zona se emplazaba también el coro con su órgano y el baptisterio mientras estuvo la parroquial de San Juan. Destacaba una pila de agua bendita horadada en un capitel bizantino.  
Dado que el lado de la Epístola estaba pegado al claustro, no se abría ninguna capilla, pero si había altares y hornacinas excavadas en el muro.
Bajo el arco formero más cercano a los pies del templo, estaba el retablo de la Virgen del Carmen al que seguía el de San Buenaventura, con la imagen de Santiago en el ático, compartiendo espacio con el púlpito y un arco apuntado que comunicaba con el brazo derecho del crucero, como ya hemos apuntado antes. 
Al otro lado se encontraban, con una nave menor por medio, las capillas de S. Antonio y de los Remedios. 
La de Nuestra Señora de los Remedios estaba cubierta por una cúpula con linterna que podemos apreciar en alguna fotografía del exterior. Su retablo lo realiza en 1723 Tomás de Nava Riestra, discípulo de Juan de Villanueva.





LA CAPILLA DE SAN ANTONIO


Localización del sepulcro en la iglesia conventual, casi desmantelada. Al fondo aún se aprecian los escalones del presbiterio.
Detalle de los ángeles de la base
de San Antonio no visibles desde el suelo.
Estaba situada en el lado del Evangelio, cercana a los pies de la iglesia y daba vista a la capilla de la Virgen de los Remedios por un arco rebajado bajo el cual se encontraba el sepulcro de Lope González Bernaldo de Quirós y Diego Miranda. Anteriormente de la Misericordia, esta capilla había sido reformada en el siglo XVIII, acogiendo la advocación de San Antonio. Aquí se encontraba la espectacular imagen de San Antonio de Padua, obra muy meritoria atribuida a Antonio Borja.  Dicha escultura se encuentra hoy en la Basílica de San Juan y ha sido siempre muy venerada. El escultor representa al Santo con el Niño Jesús en brazos, sonriente y acompañado por unos ángeles en un perfecto equilibrio, pues la estatua del franciscano tiene como único punto de apoyo la pierna de un angelito que le sostiene sobre su espalda.  Originalmente complementaban el grupo cuatro ángeles sobre nubes (sin contar el antes mencionado) portando un rosario, el cíngulo con los tres nudos franciscanos (votos de pobreza, obediencia y castidad), un libro y un lirio blanco (pureza). Este último ángel, que aparece en fotografías hasta los años setenta, está desaparecido. El que lleva un libro, único que conserva su atributo por ser de la propia talla, ha perdido también las alas. En el último siglo, a los ángeles les colocaron telas encololadas  ya que son  concebidos desnudos. Tradicionalmente se ha relacionado esta imagen con Borja, pero D. Germán Ramallo Asensio lo atribuye a José Bernardo de la Meana en "La escultura barroca en Asturias"(1989). El retablo de esta capilla tenía en su cuerpo superior tres hornacinas, con la imagen de San Francisco en el centro, imagen que fue vendida por el párroco junto a otras al desmantelarse la iglesia.

La imagen tiene ataques de carcoma y repites.


El sepulcro antes mencionado, de piedra caliza y fechado en 1485, estuvo situado en el centro del crucero hasta el siglo XVIII cuando se traslada a un lugar entre la presente capilla y la de los Remedios. Presenta en su tapa a un caballero yacente, con armadura y bonete, la cabeza sobre dos cojines y las manos sobre el vientre empuñando una espada. A sus pies hay recostado un perro que gira la cabeza hacia el finado. En el canto que rodea la tapa tiene grabado con letra rojiza: "Aqui yase Lope González de Quirós fijo de Goncalo Bernaldo de Quirós e doña Inés Ponce de Miranda su muger esta sepultura mando faser el dicho Diego de Miranda es este su vulto". Se alternan en los lados de la sepultura los escudos de Quirós y Miranda sostenidos por ángeles.
 Esta sepultura que se encuentra en el Museo Arqueológico, fue muy dañada -especialmente los ángeles, actualmente descabezados-  probablemente durante el desmonte del monumento funerario del antiguo convento, si bien ya había sido mutilada en época antigua  la espada y el rostro de la figura del caballero.



FRAY PEDRO Y LA ANDADURA DE SUS RESTOS

A la muerte del fundador del convento, en fecha no concretada, y por su fama de santidad, fue sepultado cerca de la puerta de la iglesia. En el año 1487 Alfonso Balderrábano (Gobernador de Asturias) coloca los restos sobre la portada principal, de donde por el mal estado de la misma, son de nuevo trasladados en 1594 por Fray Luis de Quirós (guardián del convento) y Luis Carrillo (Gobernador Civil) al brazo derecho del transepto, cerca de la entrada a la sacristía. Aquí se colocan en una arqueta de madera dorada con un pequeño busto y dentro de una hornacina. Junto al relicario se colocan dos inscripciones: una correspondiente al traslado y otra que es probablemente la más antigua y aún se conserva en el Arqueológico que viene a decir lo siguiente:

Yo, anteriormente hermano Pedro apellidado Compadre, guardo aquí los huesos de mi carne. Me llamó el Salvador ya cumplidos los años de mil doscientos dieciocho. Murió el Santo Hermano Pedro , de la orden menor., Compadre, o más bien llamado Padre de los pobres e Hijo de Dios como las voces dan testimonio de ello.



Chronica Seraphica. Vida del Glorioso Patriarca San Francisco 1682

Con la invasión napoleónica, los restos Fray Pedro se trasladan al Convento de Santa Clara. Las clarisas los esconden en el sótano del nº 3 de la calle de las Dueñas. Sin embargo, parece que el relicario permanece en San Francisco y el paradero de los huesos cae en el olvido.
 De ello da cuentas el párroco de San Juan, que quiso comprobar de por sí su contenido, encontrándolo abierto y vacio. En 1958, en el domicilio de la calle Palacio Valdés, antigua rectoral de San Juan, que habitaba D. Inocencio Bóveda y su esposa Asunción Fernández Alonso, aparecen los huesos del Fray Pedro Compadre. Fueron trasladados temporalmente a la Cámara Santa y después a San Juan el Real, donde permanecen hasta la fecha.
La arqueta de madera ha sufrido varias y desafortunadas reparaciones y repintes. De la original quedan escasos tablones, habiéndose perdido la tapa y el busto del fraile. Los restos mortales fueron trasladados en 2007 del viejo relicario a una nueva urna de bronce bajo el altar de la capilla cineraria de Ntra. Sra. del Carmen.

Mide 58cm de ancho por 33 de alto y 31 de fondo (sin contar la base) En tiempos de Ciricaco Miguel Vigil tenía una altura de 44cm.

El epitafio de la arqueta:

Bienaventurado Hermano Pedro, compañero de nuestro padre San Francisco. Aquí yace.

Dibujo original de Ciriaco Miguel Vigil que realizó para " Asturias monumental y epigráfica". Biblioteca del Museo Arqueológico de Asturias.


EL DERRIBO DE UN MONUMENTO


En 1899, ya comenzado el derribo de la zona conventual, la Comisión Provincial de Monumentos, pide que se le haga partícipe de los planes que atañen a la iglesia y así poder remitir la información a la Real Academia de Bellas Artes de S. Fernando.
El 23 de marzo de 1900, la Diputación y el Arzobispado contratan la venta de la iglesia por valor de 60.000 ptas. Además, la diputación proporciona un solar para la construcción del nuevo templo de San Juan, habiendose planteado en un principio el solar donde hoy está el colegio La Milagrosa, entre Uría y Marqués de Pidal.  
A finales de 1902 comienza el derribo de la iglesia. Mientras, la Comisión intenta conservar la parte artística, pidiendo al Ayuntamiento fondos para el traslado de las piezas de interés hasta su sede, pidiendo que los trabajadores de la demolición intenten no dañarlas.




Casa Moreno. Archivo de Arte español.

Y así, en pocos meses, se puso fin a una historia de siete siglos que hoy ha caído en el olvido. Aquella gran construcción pasó a ser un puñado piedras que hoy contemplamos inconexas.  Al igual que las imágenes que fueron fruto de la devoción y fervor de nuestros mayores, pasan desapercibidas cada día.


 Aprendamos, pués, de esto y no  lo repitamos en nuestro tiempo.


Capilla de los Argüelles semiderruida. Arriba izda,, ábside capilla de San José.

 Abajo, dcha., se aprecian las pechinas de la cúpula capilla de los Remedios

Vista de la Calle Fruela, con S. Isidoro al fondo y los escombros de San Francisco en primer plano.

El Progreso de Asturias 12-7-1902
El Progreso de Asturias 3-1-1902






BIBLIOGRAFÍA (HAGA CLIC)






Comentarios

  1. Gracias Álvaro, estoy preparando un proyecto para las ménsulas del Arqueológico y me ha ha venido muy bien tu trabajo, un saludo.

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    1. Me alegro que sea útil. Cualquier otra cosa que necesites saber sobre las ménsulas, me dices...

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  2. En primer lugar, gracias por el artículo.
    Los dos ventanales góticos de la capilla de los Arguelles se conservaban a la entrada del museo arqueológico antes de la reforma del mismo. En mis visitas al nuevo museo no los he visto expuestos ¿entiendo que estarán almacenados?

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    1. Si, por falta de espacio, parece ser que estan en un almacén del museo externo al edifio oficial.

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    2. Una pena no poder disfrutar de ellos, son de gran belleza y recuerdo que estaban en muy buen estado de conversación.
      Gracias por la respuesta. Un saludo.

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  3. Muchas gracias por el artículo. ¿Se sabe algo de la dolorosa y el cristo de la columna que se relata en el artículo? En el caso de la primera, no es la que hoy se conserva en San Juan (y que a mi parecer es bastante más tardía) ¿verdad?

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    1. Esta información de las imágenes y su ubicación en el Convento está sacada de un plano del libro (Juan Uría Riú, 1975). Breve historia de las parroquias de Oviedo. En ella se pueden contar en total tres Dolorosas, una dice que es de la antigua iglesia de San Juan. La que está ahora en la basílica seguramente provenga de San Francisco aunque está arreglada por Granda, no veo motivo para pensar lo contrario. Respecto al Cristo a la columna, no tengo ni idea, hay documentación de la venta de algunos objetos a otras iglesias o conventos y de cuando se depositaron en casas particulares las imágenes hasta la construcción de San Juan, pero en estos no hay referencia a ninguna de estas dos figuras. De modo que no sé...Un saludo, Álvaro.

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  4. Muy interesante la entrada, gracias, y sobre todo las fotos ¿Dónde pueden localizarse más fotos del interior de la iglesia? Gracias de nuevo.

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    1. No hay más fotos conocidas, se sabe de unas que se enviaron antes del derribo a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero deben de ser estas mismas... cualquier nueva fotografía que apareciese, sería un gram hallazgo

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